sábado, 26 de abril de 2014




19 – 6 – 13

“Primavera”

Una brisa suave
ya pasea por los parques
escuchando los dulces cantos
de alpispas inmigrantes.

En el agua cristalina
me miro y me reflejo
y mi rostro me sonríe
como en un espejo.

Bajo el sol naciente
con el que me despierto
soñando en mi mundo
escribo estos versos.



25 – 4 – 14

“Arbolito en el prado”

Arbolito en el prado,
que tu melena de hojas
se ondea al viento
entre blancas mariposas.


El cielo corre su cortina
de nubes y luceros
y el pájaro que trina
descansa sin miedo,
protegido por la noche,
protegido por el sueño.


Y acaricia el lago
una brisa susurrante
donde nada tranquila
la Luna más brillante.

Las estrellas curiosas
bajan al mar sonrientes,
convirtiéndose en perlas
pequeñas y relucientes.

Pero el Sol se despierta
iluminando a la gente,
pues con él la alegría
viene y va, va y viene.

Y antes de que caiga la noche,
en el inmenso campo,
ondea su melena de hojas,
el arbolito en el prado.


25 – 4 – 14

“Prisionera”

Encerrada en la soledad
atrapada por el aburrimiento,
cual pájaro en su jaula,
prisionera del pensamiento.

Oculta tras un cristal
sin saber qué hacer
ni qué mirar,
me gustaría saltar
por la ventana
y echar a volar.

En el azul del cielo,
un lindo pajarillo
cruza el prado volando,
siguiendo su camino.

Mi canario lo mira
envidioso y entristecido,
en la soledad de su casa;
rejas de oro y sin amigos.
Yo, compadecida,
abro la ventana,
y también su jaulita,
su puertecita dorada.

Y mi pequeño canario
me dio dos picotazos,
muy alegre y contento,
y se marchó volando.

Lo veo alejarse
en la inmensidad del cielo
hasta que solo es un punto,
un puntito, que casi no veo.

Suspiro feliz,
porque el suave viento
además de mi pajarillo
se lleva mis malos pensamientos,
que dan vueltas en el aire
tristes y descontentos,
para dejarme a mí
llena de nuevos sueños.




 27 – 5 – 13
Dedicado a mi profesor Fulgencio

“La corrección”

Aburrida en la clase
esperando con temor;
 ¡revisión de libretas!
¡cuidado con la presentación!

Los dientes me chocan,
y con manos temblorosas
le entrego mi cuaderno
e intento pensar en otra cosa.

Pero soy muy miedosa,
y me temo lo peor;
que a pesar de mi esfuerzo
me ponga “mala presentación”

Se acerca al pupitre,
me temo mi temor,
quiero gritar

y entonces… ¡me despertó!