Capitulo 2: Por las calles de mi barrio.
Efectivamente,
era muy temprano, ni siquiera había cola
en la panadería “Un rincón de harina y dulces”, que está al lado
de mi casa. Yo doblé
la esquina y me
paré en seco. Me aseguré de que nadie
miraba y moví a un lado unos tablones de madera, que dejaron a la
vista una callejuela muy estrecha y antigua, con viejas casas sin
reformar a ambos lados.
Era un camino que
descubrí con mis amigos un día, pero casi nadie sabe que existe, así que
preferimos dejar los tablones colocados como
los encontramos para mantener
aquel callejón secreto en secreto.
Yo ya había ido por ahí muchas veces, y había
descubierto que llevaba a una pequeña plaza con una
fuente muy bonita y
unos bancos. Alrededor de la plaza había otras casas
deshabitadas pero imposibles de entrar, todas excepto una. Esa
casa había sido elegida como
punto de reunión entre
mis amigos y
yo para vernos.
Así, cuando estábamos aburridos
íbamos allí a
esperar por si venía alguno de nosotros
y jugar. Yo
entré por la puerta de
atrás, que es por
donde a mí me
gusta entrar. Es
que si entras
por la puerta
principal no tiene
emoción, y yo
para vivir necesito
que me entré el
gusanillo de la
aventura, si no me
quedo con un
vacío por dentro.
La casa
estaba llena de
polvo, como siempre. Ninguno de nosotros
nos habíamos molestado en limpiarlo nunca.
Subí por las
rechinantes escaleras de
caracol al piso
de arriba: no había
nadie. Me asomé a
la única ventana
que no está tapiada y
contemplé las calles de Albal,
que es donde vivo yo, en
Valencia. Es un
lugar muy bonito, con
calles muy antiguas
y parques con carriles
bici, y es una
zona muy tranquila
por donde a la gente le
gusta pasear.
Es
un lugar encantador.
Continuará...
Continuará...
Me gusta, la emoción no solo se mantiene sino que crece...Hay algunos fallitos nada preocupante.
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